Trip Reports

Quito (UIO) a Ciudad de Panamá (PTY) en Avianca

Fecha: 26/12/2024

Ruta: UIO – BOG – PTY

Vuelos: AV 8372/ AV 56

Asientos: 25C/ 14K

Nave: Airbus A320

Todos los diciembres aprovecho la semana de Navidad que tengo libre para hacer un viaje corto y este año no fue diferente. Aunque he estado en Panamá 1000 veces por escala, jamás había entrado al país, por lo que me pareció una buena alternativa para esta ocasión.

Si bien hacer este tramo de menos de 1:30 en Copa Airlines, que ofrece hasta cuatro vuelos directos desde Quito cada día, es la elección obvia, ir en Avianca vía Bogotá me costaba casi la mitad. En este caso las finanzas ganaron e hice el viaje con escala.

Por cosas de la vida, el día del viaje estuve con tres horas de anticipación en el aeropuerto, lo que en verdad no fue necesario. Estaba desolado y me tomó siete minutos exactos imprimir mis pases de abordar, pasar seguridad y migración. Ya había hecho el check in el día anterior y, como compré la tarifa XS, que solo te permite una mochila, no tuve que preocuparme por el equipaje.

Aproveché el tiempo de sobra para desayunar en la sala VIP y dar una vuelta. Sentí las opciones para este tiempo de comida algo limitadas en comparación con ocasiones anteriores, pero no estuvo mal.

Me dirigí a la sala de abordaje 40 minutos antes del despegue. Como es un tramo tan corto, de 1:15 o menos, no pagué la selección de asiento y, para mi sorpresa, la fila en la que me ubicaron la tuve solo para mí, lo que siempre es excelente. La verdad es un vuelo tan rápido que ni se siente y tome una siesta corta en los tres asientos durante casi todo el trayecto.

Esta nueva encarnación de Avianca no tiene servicio, los asientos en las filas posteriores del avión no se reclinan, el IFE es en los dispositivos personales (muchas veces no funciona) y ya no dan audífonos. Creo que dormir, si puedes, es la mejor opción.

Tenía una escala de ocho horas en Bogotá y aproveché para salir a dar una vuelta a la ciudad. Hice lo mismo en 2018, volviendo de Buenos Aires. Siempre es un buen plan si tienes al menos seis horas de espera y una alternativa a quedarse largas horas en el aeropuerto sin saber qué hacer, empezando porque los precios para comer en los restaurantes de la terminal internacional son bastante elevados y el Wi-Fi gratis apenas dura 30 minutos.

Fui a la Plaza de Bolívar, di una vuelta en La Candelaria y entré al Museo de la Moneda y al de Botero. Llegar en taxi hasta este sector sale como en $7,50 y toma algo menos de media hora.

Volví al aeropuerto con dos horas de antelación. El abordaje para este tramo inició con 45 minutos de anticipación y se desarrolló sin problema. El vuelo estuvo lleno en un 70% y tuve el asiento del medio libre. En este caso, por alguna razón, me ubicaron en la salida de emergencia, que tiene todo el legroom del mundo, pero, antes de despegar, la tripulante te da una charla breve de cómo sería abrir la puerta si pasa algo y te comparte una tarjeta para que la leas.

A la final, me dormí prácticamente todo el vuelo de una hora exacta. Llegamos con unos minutos de antelación y no hubo prácticamente nadie en migración, por lo que estuve fuera del aeropuerto a la hora estimada de arribo. Me encanta cuando eso pasa.

Ahora, para entrar a Panamá, hay que llenar un formulario de migración online. Mucha gente no lo tenía y les tocó hacerlo antes de entrar. Me pareció curioso que el agente de migración haga tantas preguntas, solicitando ver mi pasaje de regreso y la reserva del hotel. Es algo que casi nunca me pasa y medio molesto, pero bueno, tal vez me tocó un funcionario más estricto. En fin.

Una cosa que me encantó es que el metro de la ciudad está conectado al aeropuerto y, si planificas bien tu ruta, es posible usarlo para llegar al hospedaje sin problema. En mi caso estuve en mi hotel en menos de 45 minutos y tan solo pagué $0,85. También me gusta que mucho del recorrido es elevado y puedes ver la ciudad en el camino.

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