Visité Uruguay por unos días este pasado diciembre y, más allá de la capital, ir a Punta del Este era algo que en verdad quería hacer. El balneario más popular del país y uno de los lugares más exclusivos en el Cono Sur es algo que en verdad hay que ver. Llegar acá desde Montevideo es bastante fácil y no tan costoso, por lo que un paseo de día puede ser un buen plan.
Iba a hacer este paseo por mi cuenta, yendo en bus de línea, pero investigué y contratar un tour guiado me salía más conveniente. Usualmente este tipo de actividades no me encantan. Son bastante más costosas y restrictivas, pero el tour que encontré en Mejor Uruguay estaba bien. Hice la reserva y el pago por Internet. Todo es sumamente sencillo y los encargados son extremadamente amables.
El daytrip toma unas 11 horas en promedio, un paseo un poco largo de seguro, pero hace algunas paradas y recoge y deja a todos en sus hoteles.
En mi caso, me recogieron unos 30 minutos después de la hora programada. Fui uno de los últimos pasajeros. El recorrido demora alrededor de dos horas, pero, a la ida, hace una parada en Piriápolis. Este es otro balneario en el país y está lindo pero lo que ofrece principalmente es una visita al Museo Taller Casapueblo del pintor y ceramista Carlos Páez Viraló. La entrada cuesta aparte y es opcional. La verdad no conocía de ese artista y no me interesaba por lo que no ingresé.
El trayecto continúa hasta Punta del Este y hace una especie de city tour en el que la guía cuenta sobre la historia de la ciudad, cómo llegó a convertirse en un lugar tan exclusivo y cotizado, además de un recorrido por las áreas residenciales más costosas y comparte consejos para la visita.
El autobús se detiene en el centro de la ciudad y te dejan unas tres horas para que la recorras a tu gusto y comas algo. Tengo que decir que la ciudad me gustó mucho. Es tan agradable caminar por los malecones, ver las edificaciones modernas y percibir la opulencia del destino.
Sabía que esta sería una ciudad costosa, pero nada te prepara para los precios tan elevados, en particular de los recuerdos o cosas tan básicas como un paquete de chicles. En fin, para una vez supongo que no es tan malo.
El icono del destino es, sin duda, la escultura de La Mano, creada por el escultor chileno Mario Irarrázabal, ubicada en la Playa Brava. Es el emblema de Punta del Este y la primera imagen que sale cuando googleas el destino, lo que la hace increíblemente popular y cuenta con espectadores y turistas sacándole cientos de fotografías cada minuto.
Me parece que es una novelería más que nada, pero está bien, así sea para sacarse una foto y contar con una prueba gráfica de que visitaste la ciudad. Esto fue lo último que hice antes de dirigirme al bus para volver a Montevideo. Cómo suele suceder, el recorrido de regreso se me hizo más largo, cansado y ya estaba ansioso por llegar. Encima, me dejaron de último en el hotel entrada la noche, lo que me tenía molesto.
He hecho tantos daytips en tours compartidos en estos últimos años y, por lo general, me dejan sentimientos encontrados. Pueden ser un gran añadido a un viaje, permitiendo conocer más del país de una forma fácil y conveniente. Asimismo, siento que son restrictivos, cansados y compartir la experiencia con desconocidos no es lo mejor.
Con esto en mente, este paseo estuvo bastante bien. Si no es posible ir unos días al balneario más costoso del Cono Sur, creo esta opción es suficiente y una alternativa para al menos saber cómo es y qué ofrece.
