FECHA: 10 – 10 – 2022
RUTA: MAD – BOG – UIO
VUELOS: AV 47/ AV 8375
ASIENTOS: 20A/ 18A
NAVE: Boeing 787 – 8 Dreamliner/ Airbus A320
En mi más reciente eurotrip pasé alrededor de 10 días recorriendo el continente y, a la hora de volver, al igual que la llegada, lo hice desde Madrid, en Avianca, vía Bogotá.
Estaba hospedado por Cuatro Caminos, un lugar relativamente céntrico. Sin embargo, se me hace que llegar al aeropuerto desde la ciudad es todo un trámite, sobre todo si tienes equipaje para facturar. Si bien Barajas está conectado al Metro, es en la línea 8 que no pasa por los principales puntos de interés y, en mi caso, me tocaba hacer varios trasbordos para alcanzarlo. Me parece que sale mejor conectar con un tren de cercanías, aunque haya que comprar otro ticket y la frecuencia no sea tan inmediata.
Con todo, estuve en el aeropuerto con dos horas de anticipación. En el counter de Avianca no había nadie y entregué la maleta (incluida en el precio del ticket, en la tarifa M) de inmediato. Seguridad fue todo un despelote y me obligaron a pasar mi maleta de mano por el escáner dos veces, porque la encargada que revisaba los monitores no alcanzó a verla. ¿Qué onda con eso? Es la primera vez que me pasa algo así.
Los vuelos fuera del espacio Schengen operan desde la terminal 4S, que es la más alejada de todo el aeropuerto y hay que tomar un tren para alcanzarla. Esto toma un buen tiempo, por lo que es bueno tener esto en cuenta si se va a salir desde este punto. Encima, hay que volver a pasar migración para salir del territorio.
En la terminal di una vuelta rápida y aproveché para comer algo en el Burger King, que es la opción más barata. El abordaje se dio sin inconveniente alguno y los tripulantes estaban de excelente humor. Me encanta cuando esto pasa. Despegamos justo con la hora.
MAD – BOG
La aeronave fue exactamente la misma que tomé a la ida, un Boeing 787 – 8, la más moderna de la flota de Avianca, que usan para sus rutas transcontinentales. Es un gran avión, con IFE personal, puerto USB y, lo mejor de todo, es que tiene footrest. Esto hace toda la diferencia en cuanto a la comodidad en un vuelo de 10 horas. Cada puesto contaba con cobija y almohada.
Una cosa que me encanta de este modelo es que tiene esos controles en las ventanas, que permiten aclarar u oscurecer la vista. En este caso, como era un vuelo por la tarde, el uso de este feature se nota más que en el trayecto nocturno de la ida.
Sin embargo, en comparación con el avión que tomé para llegar, a este lo sentí más descuidado. Mi cabecera estaba medio rota y no se ajustaba a la altura, ciertas áreas estaban con la pintura algo descascarada y el baño del medio de la cabina necesita una mano de gato urgente. Fui probablemente la primera persona en usarlo y se veía terrible.
Con una hora en el aire empezó el servicio. En este caso las opciones fueron pasta de queso o pollo con arroz. Opté por el pollo y me pareció aceptable, aunque he comido mejores. Vino con ensalada, un pan y un postre, lo mejor de toda la comida. Los tripulantes también repartieron audífonos, cosa que no pasó en el vuelo anterior.
Sin más, vi algo de series, traté de dormir un poco y me dediqué a leer un libro que traje en mi mochila. El vuelo tuvo varios momentos de turbulencia fuerte y no pude ir al baño hasta una hora antes de la llegada.
Con unas cinco horas antes de aterrizar los tripulantes pasaron un segundo servicio. Solo era un snack: una especie de pasta de espinacas con ricotta y un pequeño chocolate. Es mejor que nada, pero el tramo de ida tuvo dos comidas completas y ni qué compararlo con otras aerolíneas que ofrecen tres servicios o más en este tipo de rutas long haul. Este es un talón de Aquiles grave de Avianca y algo a considerar cuando se ven opciones para viajar a Europa.
El horario de la llegada seguía cambiando y aterrizamos 10 minutos tarde después de la hora estimada. Tenía una escala de casi cinco horas, por lo que no me preocupé ni un poco.
BOG – UIO
Después de tantas horas en el aire, cambio del huso horario y una escala tan larga, el vuelo hacia Quito se me hizo eterno.
Ya no sabía qué hacerme, entonces estuve en la sala de espera más de una hora antes. Lo bueno de El Dorado es que tiene sillas tipo playa en ciertos espacios, por lo que tomar una siesta pequeña es posible y eso fue justo lo que hice.
En la sala de espera, los agentes solicitaron que todos los pasajeros con carry on facturen la maleta de manera gratuita. En verdad no entiendo esta modalidad, pero bueno, entregué equipaje de mano y los overhead bins fueron vacíos.
Este vuelo, de apenas 1:10, despega casi a la medianoche y fue operado por un Airbus A320, con la cabina modificada. Ya no tiene clase business, el espacio entre asientos es menor y tampoco cuenta con IFE, aunque están probándolo en los dispositivos personales. Intenté usarlo y, en este caso, funciono muy bien.
Esperaba que, por la hora, el servicio sea limitado o que no lo ofrezcan, pero lo sentí mejor que a la ida. Fue un sándwich con café o aromáticas, una botella de agua y un paquete de chocolates. Considerando la hora y el tipo de ruta tan corta no me quejo.
Sin más, llegamos a tiempo y como estaba en las primeras filas, el trámite de migración fue bastante rápido. Después de un viaje tan largo ya solo quería llegar a mi destino final.
Esta es la cuarta vez que vuelo internacionalmente en Avianca y segunda a Europa usando sus servicios. Me parece que, en términos generales, su producto economy es aceptable. Sin embargo, creo que antes era considerablemente mejor y con todas las opciones que hay para volar al viejo continente, esta es probablemente una de las más decepcionantes.
Debido a la pandemia, la aerolínea entró en bancarrota y entiendo que se están recuperando. Sin embargo, en verdad espero que el producto suave que ahora ofrecen no sea la nueva normalidad. Hace apenas unos años eran un referente de aviación en la región y fueron nombrados varias veces como la mejor empresa de aviación de Sudamérica. Ojalá puedan salir del otro lado y volver a lo que una vez fueron. Lo que más me molesta es la implementación de sus nuevas familias tarifarias en rutas internacionales (inicialmente fueron creadas para vuelos domésticos únicamente). En la más baja apenas te permiten una mochila, los costos de los pasajes son comparables con lo que eran hace unos años y en ese entonces podías llevar hasta una pieza equipaje en bodega, sin importar la tarifa que pagues.
Con todo, si estás consciente de sus limitaciones y sabes qué esperar, no es tan malo. En mi caso, un punto a favor que no puedo negar es que Avianca todavía pertenece a Star Alliance, donde intento acumular la mayoría de mis millas. Esto, a pesar de todo, le da un punto extra.