FECHA: 02-03-2022
RUTA: PVR – MEX – UIO
VUELO: AM 337/ AM 684
ASIENTO: 18C/ 21A
NAVE: Boeing 737 – 800
Este pasado feriado de Carnaval estuve casi una semana en Puerto Vallarta y alrededores. Con el inicio de marzo, se acabó mi viaje y era momento de volver.
Un día antes del retorno quise hacer el check in desde la app pero no lo logré. Tenía que presentar mi certificado de vacunación y la declaración de salud del Ecuador para obtener los pases de abordar. Mi pasaje no incluía una maleta en bodega, entonces la compre con antelación. Me costó $45.
Tome un Uber desde mi hotel hasta el aeropuerto. Estaba sumamente congestionado, con vuelos de casi todas las aerolíneas estadounidenses y canadienses, pero sorprendentemente, no había nadie en la fila de Aeroméxico. Entregar el equipaje y obtener los pases me tomó minutos. El agente me ofreció documentar la maleta de mano sin costo.
Cómo tenía buen tiempo comí algo en el patio de comidas (hay tres en este aeropuerto) antes de pasar por los controles e hice algo de spotting. Hay un área que está muy bien, con grandes ventanales en los que se puede ver cómo se mueve el tráfico aéreo de Vallarta.
Inicialmente, el vuelo iba a ser operado por un Embraer 190 pero, nuevamente, lo cambiaron y fue en un 737 – 700, que es un poco más grande. Es el mismo avión que operaba a Quito hace unos años. Sé que ya lo están retirando y ni siquiera lo mencionan en la página de la flota de su revista. No tiene IFE personalizado y los overhead bins son bastante más chicos.
Sin embargo, todavía tiene pantallas en la parte superior (ya casi no se ven esas en los aviones más nuevos), que bajaron para reproducir el video de seguridad, unos trailers de películas y unas animaciones motivando la vacunación.
El vuelo a la CDMX toma un poco más de una hora. Con los cielos despejados de la Costa mexicana y nada de turbulencia, estuvo bastante bien. Unos minutos después del despegue pasaron un servicio sencillo de bebidas y un snack. Solo era un paquete pequeño de maní con pasas. Es mejor que nada, en particular para un vuelo tan corto doméstico.
Aterrizamos y, al igual que mi llegada al país, el desembarque fue por escaleras para tomar un bus que nos llevó a la terminal. En verdad el Benito Juárez está colapsado. Asumo que dan prioridad de uso de manga a ciertos vuelos. Es incomodo desembarcar así pero bueno, en fin.
Tenía dos horas de escala en la T2. Una cosa que me encanta de esta terminal es que tiene un 7 Eleven en donde no suben mucho los precios. Es bastante surtido, con promociones permanentes. Puedes comer bien por unos cuantos pesos. Si no, las opciones en el área de embarque son limitadas y, aparte de un Subway o un Starbucks, todos los restaurantes son de servicio completo e increíblemente costosos.
El vuelo a Quito fue en un 737 – 800, exactamente igual al de la ida, con Wi-Fi, IFE personal, puertos USB y buenos overhead bins. Espero que lo mantengan en esta ruta, es relativamente cómodo en Economy. Se que su 737 MAX tiene más asientos, menos espacio, menos amenidades y lo están usando cada vez más hacia Sudamérica. Ojalá no lo reemplacen.
Para mi grata sorpresa, este vuelo no fue tan lleno y contaba con la revista recién publicada. Me encanta cuando pasa eso. Tuve toda la fila solo para mí, lo que es una mega suerte y la tercera vez que me pasa en mi vida.
Para este tramo, el servicio fue exactamente igual que a la ida, solo bebidas y snacks, aunque me dieron un paquete de galletas y dos de frutos secos. Mejor que el vuelo desde Vallarta, pero sigue siendo incompleto. Espero que no sea la nueva normalidad de Aeroméxico y regresen la comida caliente en vuelos internacionales o al menos den un snack más grande en algún momento. Muchas otras aerolíneas ya lo hicieron y la pandemia ya no es una excusa.
Después del servicio, vi unas películas y aproveché los dos asientos libres para tomar una siesta. Me desperté con 25 minutos antes del aterrizaje con una severa turbulencia. Llegamos un cuarto de hora antes de lo estimado.
El proceso para salir del aeropuerto estuvo veloz, las revisiones de los requisitos sumamente ágiles y estuve fuera en menos de 15 minutos. Cuando volví de Ámsterdam hace unos meses fue un caos. Qué bueno que lo han modificado.
He pensado en cómo categorizar el producto de Aeroméxico y en verdad me deja con un sinsabor. Tiene algunos beneficios notables, como el IFE individual y hay cosas que no puedo ignorar, cómo su excelente red doméstica y hacia los EE. UU. Inclusive llegan al Asia y, si estás pendiente, puedes conseguir buenas tarifas.
Sin embargo, me da pena todo lo que han quitado, empezando por la comida caliente y maleta en bodega. Lo de la maleta ya se ha vuelto un estándar en la industria, aunque pienso que al menos te pueden alimentar mejor. Con todo, es una buena alternativa para llegar a México o conectar a través del Benito Juárez (a pesar de que opera a capacidad sigue siendo un excelente hub) con el resto del mundo.