FECHA: 3-10-2020
RUTA: UIO-IAH-ORD
VUELOS: UA 2083, UA 1403
ASIENTOS: 34A, 32A
NAVE: Boeing 737 – 800/ 900
El confinamiento intervino con varios planes que tenía este año, como el resto de mundo, por lo que, cuando las restricciones se suavizaron y las fronteras se abrieron para algunos países, sabía que tenía que emprender un viaje, así sea en tiempos de pandemia y con la nueva normalidad.
Consideré las pocas opciones disponibles meticulosamente y Chicago me pareció la más adecuada. Es una ciudad que siempre había querido conocer, los casos en el Midwest estaban relativamente controlados con respecto al resto de los EE. UU y conseguí un buen hotel a un excelente precio, en el centro de la ciudad.
Esta fue mi primera vez volando con United y, aunque ha tenido una terrible reputación en años recientes, la gran tarifa que encontré, buenos horarios, acumulación de millas en Star Alliance y conexión entre dos de sus hubs simplificaba las cosas bastante ahora que hay menos opciones, por lo que la elección era obvia. Así es volar en tiempos de pandemia.
Descargué la app de United e intenté hacer el check in cuando se abrió, pero se desplegó un mensaje que indicaba que no era posible y que debía hacerlo presencialmente. Me enviaron un correo el día anterior informando que el vuelo iba lleno en mis dos trayectos y que podía hacer un cambio de fecha sin penalidad. También recibí un mail que decía que la posibilidad de contagio en el avión era casi nula, mientras se use mascarilla y que el avión es desinfectado a profundidad antes de cada vuelo.
UIO – IAH
El día del viaje llegué al aeropuerto con dos horas de anticipación. Se debe ingresar por una fila única en el área de salidas nacionales donde te toman la temperatura y revisan tu pasaporte. Me dirigí al counter y este tenía algo de fila. Se movió bastante rápido y entregué mi maleta en bodega (el precio incluido en el ticket), sin problema.
Se me hizo tan extraño ver al aeropuerto desierto, pero mi vuelo despegaba a las 02:00 y coincidía momentáneamente con el American a Airlines a Miami y Aeroméxico a Ciudad de México. Pase los controles sin ninguna demora. Todo el aeropuerto tiene señalización de distanciamiento y dispensadores de antibacterial.
Para mi sorpresa, la sala vip estaba operativa. Colocaron un citófono donde te informan que el aforo está reducido y si es que la entrada es posible. Por fortuna puede entrar y espere allí hasta el embarque. Ahora, las opciones de comida son más limitadas, hay menos variedad y todo está pre empacado. Estuve prácticamente solo en la sala y aproveché para comer algo y usar su buen Wi-Fi.
El abordaje empezó 15 minutos tarde y llegué a la sala justo cuando iniciaba mi grupo. Ahora se hace desde atrás hacia adelante y es por filas, no por grupos. Estuvo un poco demorado. A la entrada un azafato entregó un paño desinfectante a cada pasajero.
El despegue fue 18 minutos tarde y, como indicaron en el correo, el vuelo estuvo prácticamente lleno. Los tripulantes pidieron varias veces que los pasajeros permanezcan con las mascarillas puestas todo el tiempo, pero informaron que si iba a haber un servicio.
El 737 – 800 de United que opera a Quito cuenta con IFE individual que tiene TV en vivo de DirecTV, que solo funciona en el espacio aéreo de los EE. UU y ocho películas. Es un servicio similar al de JetBlue, pero los tripulantes informaron que tienen más opciones en la app de entretenimiento. La descargué en mi iPad y me pareció bastante buena, con cientos de series y películas. Funciona como un buen complemento.
Prácticamente después del despegue empezó el servicio. Solo ofrecieron bebidas y snacks (un paquete de almendras, uno de galletas, una barra de granola y un paquete de puré de manzana). Supongo que estuvo bien considerando la situación, sobre todo porque al comprar el pasaje estaba claramente especificado que el vuelo no tendría servicio de ningún tipo. Los pasajeros solo podían quitarse la mascarilla en este momento y los tripulantes pidieron que se consuman los alimentos rápidamente.
Por lo demás, intenté dormir la mayoría del trayecto de cinco horas y vi un poco de DirecTV a lo que la señal se abrió. El vuelo tuvo momentos de considerable turbulencia y el aterrizaje fue 12 minutos después de la hora programada.
Al tocar tierra, el piloto indicó que el desembarque sería un poco diferente. Solicito a los pasajeros que esperen a que su fila sea nombrada para iniciar con el desembarque, mientras se realizaba una limpieza profunda simultáneamente.
Pasé migración y aduanas sin problema. Tuve una escala de alrededor de dos horas, donde di vueltas por las terminales. El aeropuerto de Houston tiene varios comercios y restaurantes, pero muchos estaban cerrados. Hubo bastante concurrencia de gente y pocas estaciones de antibacterial, a diferencia del Mariscal Sucre, donde están en todas partes. Sin embargo, se escuchaban anuncios por el altavoz recordando el distanciamiento y uso de mascarillas todo el tiempo.
IAH – ORD
El tramo a Chicago fue en un 737- 900 bastante más moderno, pero con el mismo sistema de IFE. El abordaje fue exactamente igual que en el vuelo desde Quito y nuevamente me entregaron un sachet de antibacterial a la entrada del avión.
Ya en el aire, los tripulantes pasaron un servicio de snacks y bebidas, totalmente inesperado por la duración del vuelo y la coyuntura actual. Entregaron una funda con una botella de agua, un paquete de pretzels, unas galletas biscoff y otro sachet antibacterial, en adición al carrito de bebidas. Pasé mi tiempo viendo su plataforma de streaming. Este vuelo apenas dura dos horas por lo que el tiempo en el aire pasa bastante rápido. El aterrizaje fue a tiempo y el avión sobrevoló el centro de la ciudad, lo que fue genial.
Al llegar al carrusel del equipaje, mi maleta ya me estaba esperando. Algo que me gustó de O ‘Hare es que está perfectamente conectado y apenas hay que tomar un tren que cuesta $5 para llegar al centro de la ciudad.
Este fue mi primer vuelo con United y, dada su reputación, tenía las expectativas bajas. Sin embargo, en vista de la situación, me pareció que hicieron un excelente trabajo en mantener las cosas lo más normales posibles. Ofrecen un buen producto, comparable con el resto de aerolíneas estadounidenses que operan en Quito.