Cada diciembre mi oficina cierra por las fiestas y este año no fue la excepción. Tengo alrededor de una semana libre, la cual suelo aprovechar para viajar, así sea en tiempos de pandemia. En esta ocasión, con las opciones limitadas y un sinnúmero de requisitos para ingresar a la mayoría de países, opte por volver a México. Aunque estuve aquí a inicios de año, lo cierto es que este es un país tan grande, increíble, no te piden nada para entrar y hay tanto que me falta por conocer, que la elección fue obvia.
En este caso escogí visitar la segunda ciudad del país, Guadalajara, más del estado de Jalisco y el Pacífico mexicano. Sin embargo, mi llegada fue por la CDMX y tenía que pasar una noche en esta ciudad. Por ello, reserve una cápsula en el nuevo hotel dentro del aeropuerto. Es un hospedaje interesante y una experiencia diferente y práctica, similar a los alojamientos de este tipo que se encuentran en Tokio. Así es hospedarse en el Izzzleep del AICM.
El aeropuerto cuenta con dos establecimientos de este tipo, uno en cada terminal. Mi llegada fue a la T2 y este está ubicado justo a la salida del área de llegadas, al final del pasillo, a la derecha, arriba de la terminal de los buses de cercanías. A lo que se ingresa, debido a la coyuntura, te toman la temperatura, te ponen antibacterial y hacen que te limpies los zapatos en una alfombra.
Es posible reservar una cápsula por apenas unas horas o por toda la noche. Para garantizar la mejor tarifa, es preferible hacer la gestión y el pago en su página web con antelación.
Al realizar el check in recibes una llave que abre la cápsula y un locker en donde dejar el equipaje. Es bastante pequeño y apenas con un carry on, el espacio faltaba. No se cómo lo harán las personas que lleven maletas grandes. También te dan unas medias, las que debes usar en el establecimiento y dentro de las cápsulas. Hay baños divididos por género donde están los lockers y un área común con lavabos. Es algo similar a como son los baños de los gimnasios. Las duchas son más privadas y si las usas, tienes un vestidor pequeño antes del ingreso a la regadera.
El área de las cápsulas es totalmente futurista. Están en dos niveles y a lo que ingresas, el espacio es básicamente una cama privada. Tienen Wi-Fi, una televisión que cuelga del techo y un puerto USB para cargar el celular. Solo se puede ver la TV con audífonos y no es posible hacer llamadas ni hablar. Puedes solicitar que te despierten a la hora que necesites en el front desk.
La cama es bastante cómoda pero el espacio es chico y si eres claustrofóbico, este no es un buen lugar. En lo personal me pareció ok. Desafortunadamente, las puertas de la cápsula son bastante ruidosas y se oye entrar y salir a la gente. Por ello, dormí intermitentemente por alrededor de siete horas.
Mi vuelo a Guadalajara partía al día siguiente temprano en la mañana, por lo que me desperté con el amanecer y fui a usar las duchas. Hay un encargado a la entrada que enseña cómo funciona la cosa, lo que es bastante útil. Tuve el área del baño solo para mí, lo que facilito todo el proceso y el check out fue inmediato.
La mejor forma de definir este servicio es como un híbrido entre un hotel y un hostal. Está bien para lo que es y ofrece una excelente alternativa si necesitas pasar la noche en un hospedaje en el aeropuerto sin gastar mucho, o descansar algunas horas si estás en una escala larga.