Visité la capital alemana por primera vez hace poco y me pareció una de las ciudades más fascinantes de Europa. Con una energía peculiar y actividades para todos, mis días en Berlín fueron una de las sorpresas más gratas que he tenido y no puedo esperar para volver y explorar más a fondo todo lo que ofrece. Estas son mis cosas favoritas de la gran metrópolis europea:
Tan singular
La ciudad que lo ha visto de todo en los últimos 100 años es como ninguna otra. Creo que lo más me sorprendió es lo amplia y verde que es. Ligeramente ajetreada, pero íntima a la vez y totalmente fotografiable. Caminar por sus calles es perfecto para sentir esa energía irreverente que la caracteriza y ser testigo de la eficiencia alemana (todavía no supero sus estaciones de metro sin control de tickets). De los caóticos sitios turísticos a sus espacios más tranquilos, como el imperdible Tiergarten, todo merece una visita.
Costos
Para ser una capital turística, Berlín es increíblemente asequible. Probablemente una de las ciudades más suaves en las finanzas personales del continente. Desde las acomodaciones céntricas, fabulosas tiendas para hacer shopping (¡hola Primark de Alexanderplatz!), opciones gastronómicas y atracciones turísticas (muchas son gratis), todo lo sentí más conveniente que en el resto de países europeos.
La historia en todo
Gestora y testigo de muchos de los sucesos que marcaron el siglo XX, me parece que ninguna otra ciudad tiene una historia tan peculiar como Berlín y éste es uno de sus mayores atractivos. La puerta de Brandemburgo, lo que queda del Muro, la (¿nostaliga?) de los días de la Guerra Fría en Checkpoint Charlie, el Reichstag y sus vistas, el monumento a los judíos y las maravillas de Museum Island. Es una urbe llena de sorpresas y se puede apreciar mucho de su pasado en cada rincón.
Street food
Con una espléndida diversidad culinaria, conocer Berlín a través de sus singulares comidas callejeras es toda una aventura. Más allá de los pretzels, la cerveza y el conocido Currywurst, uno puede descubrir novedades y hacer un viaje al mundo con el paladar, sin abandonar esta vibrante cuidad.
