Fecha: 11/10/2024
Ruta: UIO – GYE – JFK
Vuelos: AV1676/ AV7392
Asientos: 18K/ 31E
Nave: Airbus A320 NEO
Me gusta viajar en octubre (lo he hecho todos los años desde 2012) y, en esta ocasión, no fue diferente. No había estado en los EE. UU. desde febrero del año pasado y volver me hacía falta. Cuando encontré una tarifa increíble a New York en Avianca, la compré de inmediato. Tal vez el pasaje más barato que he comprado en mi vida, considerando la distancia.
Si bien el pasaje era en la tarifa XS, que no te permite nada más que un asiento al azar y una mochila, y la aerolínea es ahora infame por su producto tipo low cost, el precio era tan bajo que no me pude resistir. Aunque Avianca vuela de forma directa al JFK desde Quito, al hacer el vuelo con escalas, el precio baja aún más y los tiempos de espera no eran tan extensos, por lo que, con todo, era la mejor opción.
El día del viaje estuve en el aeropuerto con dos horas de anticipación. La ruta de ida era vía Guayaquil y todo el trámite inicial se hace en el área doméstica. Realicé el check in la noche anterior, por lo que solo me dirigí a los quioscos donde imprimes el pase de abordar y fui directo a seguridad. El Mariscal Sucre estaba con poca concurrencia y no hice nada de fila.
Me dirigí a la sala VIP doméstica para comer algo antes del abordaje. Era la primera vez que la visitaba y, sorprendentemente, me pareció mejor que la internacional. Es bastante más grande y tiene más estaciones de comida. Creo que está muy bien.
Al momento de abordar, como pagué la tarifa más baja, me ubicaron en el último grupo. Antes de acceder a la manga, los agentes te detienen para revisar tus documentos. Es un poco tedioso, pero son bastante amables. Fui una de las últimas personas en ingresar a la aeronave.
Este tramo doméstico, de 35 minutos, fue en un A320 NEO, con la nueva cabina de la aerolínea, que ya no tiene clase business, los asientos son más delgados, con menos espacio y no se reclinan. Las últimas filas tampoco tienen headrest. El avión es exactamente igual al que tome a Medellín hace unos meses. Para tramos cortos es aceptable.
Enhorabuena, me ubicaron en un asiento en la ventana. La tripulante indicó por el altavoz que el servicio de IFE estaba disponible en los dispositivos personales. Lo probé en el celular y está bien para la duración del vuelo, con 46 películas y 22 series. También tiene una sección para descargarse la prensa del mundo que me pareció un buen detalle. Es la primera vez que veo algo así en un IFE.
Ni bien alcanzamos la altitud crucero, anunciaron por altavoz el servicio de pago que ahora es lo único que ofrecen. No vi a nadie comprar nada. Por lo demás el trayecto se dio sin problema. La verdad es un vuelo tan corto que ni se siente.
Tenía alrededor de una hora de escala en el José Joaquín de Olmedo. Lo malo de hacer trasbordo a un vuelo internacional desde uno doméstico en este aeropuerto es que toca salir de la terminal, cruzar al área de salidas internacionales y volver a hacer todo el trámite de seguridad, aparte del de migración. Encima, desembarcamos por escalera a un bus. Con todo, a lo que llegué a la sala de espera, este vuelo ya estaba embarcando.
Sorprendentemente, este trayecto largo, de más de seis horas, fue exactamente en el avión que tomé en el tramo anterior. Me ubicaron literalmente en la penúltima fila, pero el asiento del medio fue libre, lo que siempre es bueno, sobre todo con el espacio tan angosto y sin reclinación, como en este caso. No ofrecieron ni agua de cortesía, pero el carrito con las opciones para comprar (lo llaman Café del cielo) pasó dos veces.
El IFE estaba operativo, por lo que pasé todo el vuelo viéndolo. Aproveché para ir al baño y me dormí un rato. Aterrizamos casi a la medianoche. Avianca opera desde la T4 del JFK y, sorprendentemente, los controles no estuvieron tan demorados en comparación con otros puertos de entrada a los EE. UU. Me encanta que en este aeropuerto sigan sellando el pasaporte, algo cada vez más raro.
Me estaba hospedando en Queens y, luego de tomar el AirTrain (increíblemente es la primera vez que lo hago), Google Maps me mandó en un bus que me dejó en la puerta de mi hotel, lo que estuvo muy bien. Una de las cosas que más me gusta de New York es que el transporte público opera las 24 horas.
Aunque me exaspera el estado de las operaciones de Avianca, desvergonzadamente low cost y en teoría inaceptables para una aerolínea legacy, no puedo negar que, a pesar de todo, la empresa cumple su propósito. Te lleva a tu destino a tiempo y, usualmente, por el costo más bajo. Cada vez tienen más rutas desde el Ecuador y, si sabes cómo funciona la cosa, es una opción más. Si no es posible llegar de otra manera a New York, supongo que está bien.