FECHA: 8 – 10 – 2022
RUTA: BUD – MAD
VUELO: FR 8367
ASIENTO: 14 A
NAVE: Boeing 737 – 800
En mi viaje a Europa más reciente, pasé un par de días en Budapest, antes de volver a Madrid y hacer mi trayecto final a Quito. En este caso, tuve que volar con la empresa de aviación más controversial de Europa: Ryanair, la low cost que revolucionó el mercado de aviación.
De hecho, el vuelo que seleccione no era el más barato entre las opciones disponibles, pero tenía el horario más conveniente, entonces ya tocó. Pagué la tarifa Priority, que te permite llevar una maleta de mano en cabina, un artículo personal y seleccionar el asiento. Si seleccionas la tarifa estándar, solo podrás llevar una mochila.
El vuelo salía a eso de las 11:00 y tomé un shuttle que me llevó directo al aeropuerto. Estuve con más de hora y media de anticipación en la terminal y, como hice el check in la noche anterior, fui directo a seguridad.
El aeropuerto de Budapest es amplio, moderno y cuenta con grandes ventanales para hacer spotting, lo que siempre me gusta. Además, tiene varias tiendas, los precios no son tan costosos y cuenta con un patio de comidas excelente. Aproveché para comer algo ahí antes de abordar.
A lo que llegas a la sala de espera, los agentes de Ryanair te dividen en el área Priority y los que no. El abordaje fue algo extraño. No es por manga, pero te hacen salir y caminar unos pasos hasta llegar donde el avión está estacionado y embarcar por gradas, por la parte delantera y trasera de la aeronave. En este caso, el vuelo fue totalmente lleno.
No había volado en esta aerolínea en casi 10 años y me esperaba una cabina sumamente estrecha e incómoda pero no estuvo tan mal. Los asientos no se reclinan, lo que ya me esperaba, aunque he tenido peores legrooms. Es aceptable para vuelos cortos. La tarjeta de seguridad está pegada en la parte trasera del espaldar de la silla y tiene QRs para comprar algún servicio de alimentos, cócteles o fragancias.
Ya en el aire, los tripulantes hicieron anuncios repetidamente, motivando a los pasajeros a comprar algo del servicio, anunciando promociones en artículos de belleza y pasaron con el carrito en dos ocasiones. También ofrecieron tickets de lotería (¿qué onda con eso?).
El trayecto demora un poco menos de tres horas e intente dormir la mayoría del tiempo. No hubo nada de turbulencia y ver los campos europeos mientras cruzábamos el continente fue bastante agradable. Aterrizamos 12 minutos antes.
Sin embargo, un inconveniente notable para mí es que esta aerolínea opera en la T1 de Barajas, la más antigua e incómoda de todas. Necesita una remodelación urgente. Encima, si vas a tomar el Renfe a la ciudad, debes ir en bus hasta la T4 para acceder a la plataforma, lo que demora la llegada bastante.
Para viajar dentro de Europa, supongo que Ryanair está bien. En mi caso, me llevaron a mi destino a tiempo, sin inconvenientes y de una forma moderadamente cómoda. Aunque es la aerolínea no frills por excelencia, básicamente la que inventó este modelo de negocio, volarla es una buena opción si sabes lo que estás comprando y tienes claro cómo son las cosas.