Fui por primera vez a Chicago por puro chance y en plena pandemia. Qué bueno que lo hice. Es en verdad una urbe espectacular, que condensa mucho de las mejores cosas de los EE. UU, e inmediatamente se convirtió en uno de mis destinos estadounidenses favoritos. De hecho, disfruté tanto mi visita, que volví al año siguiente. Hay tanto que apreciar en este lugar, que pensé en especificar mis cosas favoritas de la “Ciudad de los vientos”.
El Magnificent Mile
Esta zona es tal vez la más parecida a Manhattan fuera de Manhattan, pero debo decir que me parece mejor. Agrupa el distrito financiero, además de tiendas departamentales, comercios de lujo, algunas atracciones y el Starbucks Reserve Roastery, el más grande del mundo. Ver cuando se prenden las luces de la ciudad y cómo se reflejan en el río Chicago cada noche es un panorama.
The L
Este tren elevado es un símbolo de Chicago y, a parte de que es increíblemente útil, me parece genial ver las edificaciones y cómo se mueve la ciudad desde los vagones, mientras recorres sus líneas. Es inevitable compararlo con el subway de New York. Creo que, como es una urbe más pequeña, esta red de transporte está mejor conservada y es menos ajetreada. Algo que no deja de sorprenderme es que conecta con ambos aeropuertos, lo que simplifica este trayecto significativamente. Amo que, a lo que sales de O’ Hare en este tren, vas viendo los suburbios industriales hasta llegar al downtown.
Grant/ Millennium Park
Esta área es conocida como el “front yard” y está ubicada a las orillas del Lago Míchigan. No he estado en ninguna otra cuidad que tenga algo así. Es un espacio con un paisajismo impresionante. Pasear por aquí cuando el clima está agradable es el plan perfecto. Este es el parque donde está el Bean, la foto que no puede faltar al visitar Chicago, además del Lakefront Trail, el museo Field y la fuente de Buckingham.
También es un espacio donde hay mucho del arte urbano característico de esta urbe, como Crown Fountain, donde se proyectan los rostros de más de 1 000 niños locales, o el Ágora, las figuras de hierro fundido de la escultora Magdalena Abakanowicz.
Los miradores
Es la ciudad de los rascacielos, conocida en todo el mundo por su arquitectura, por lo que ir a una plataforma de observación y ver el downtown en toda su gloria es un imperdible. Aunque el más famoso y concurrido es el de la torre Willis (Sears), que fue el edificio más alto del mundo hasta 1999, me parece que el mirador del centro John Hancock ofrece una mejor experiencia. Está ubicado en pleno Magnificent Mile y las vistas desde aquí son más imponentes, sobre todo porque puedes ver y sacarle fotos a la torre más famosa de la ciudad desde lo alto.
Portillo’s
Este restaurante es una institución en la ciudad y el lugar para probar el hot dog estilo Chicago. Pero ofrece tantas otras cosas, como su pastel de chocolate (está en otro nivel). Creo que muchos de estos establecimientos “icónicos” en las grandes urbes están sobrevalorados, pero este es uno que merece su fama. Además, no es tan caro y tiene varias sucursales.
El Field
Tengo la buena fortuna de conocer una gran cantidad de museos de clase mundial en diversidad de países y creo que este, dedicado a la historia natural, es uno de los mejores. Me gusta que no es tan grande, por lo que puedes tener una visita satisfactoria en apenas una tarde. Cuenta con artefactos de varias culturas de todo el mundo, pero lo mejor de todo, sin duda, son los esqueletos de dinosaurios. Aquí está Sue, el tiranosaurio Rex más grande y completo del mundo.