Trip Reports

Barcelona (BCN) a Quito (UIO) en KLM (Economy)

FECHA: 02-01-2022

RUTA: BCN – AMS – UIO

VUELO: KL1662/ KL755

ASIENTO: 26A/ 23C

NAVES: Boeing 737 – 800/ Boeing 777 – 200ER

A finales del 2021 pasé alrededor de una semana en Europa y, para inicios de año, era hora de volver. Este es el trip report de mi regreso a Quito en KLM, vía Ámsterdam.

Volé el 2 de enero y el vuelo despegaba a las 06:00. Estaba hospedado por Paral Lel y ese día tenía que tomar el metro por apenas una parada para llegar al Aerobús, que va al aeropuerto. Ese día el transporte público operaba únicamente hasta las 02:00 y por ello, estuve en El Prat con demasiada anticipación.

El counter ni había abierto a lo que llegué, pero a la final fue algo bueno. Fui el segundo en la fila del check in, en el cual solo atendía una persona para toda la gente. La fila crecía y crecía, hasta que desbordaba las divisiones. Aunque fui el segundo en realizar el trámite, todo fue extremadamente demorado, sobre todo por las diferentes revisiones de los requisitos de entrada a los diferentes destinos. Era obvio que este era un vuelo de conexiones principalmente.

El counter vacío :s

Pagué un equipaje en bodega ($76, la maleta más cara de mi vida) pero me facturaron el carry on sin costo hasta el destino final. Tengo una cuenta en Skymiles de Delta, socia por más de 20 años de KLM y miembro de Skyteam, por lo que acumulé 6 714 millas por el viaje redondo.

Cuando inició el abordaje me tocó en el último grupo nuevamente. El vuelo desde Barcelona a Ámsterdam fue operado en un Boeing 737 – 800 antiguo. Supongo que está bien para esa ruta corta dentro de Europa, pero qué diferencia que es con el 777.

En este tramo fui a la ventana y con el asiento del medio libre. El sol no salía todavía y fue como tomar un vuelo en la madrugada. Con unos minutos en el aire pasaron un servicio de desayuno. Era un pedazo de pan de plátano con bebidas. Supongo que estuvo bien para la hora. Sin más, este trayecto transcurrió sin novedad.

En Ámsterdam tenía un poco más de una hora de escala. Te hacen hacer una especie de migración para salir de la zona Schengen. Schiphol es en verdad es masivo, pero bien señalizado y llegué a la puerta de embarque a lo que iniciaba el abordaje. Me parece tan curioso como las salas de espera de este aeropuerto son en dos niveles.

Este trayecto de 11 horas fue operado por un 777-200ER de KLM Asia, la “subsidiaria” de esta empresa, creada para operar a Taiwán y evitar conflictos con el gobierno chino, aunque las aeronaves son intercambiables. Es algo más chico que el avión de la ida, pero igual es enorme. Siempre me gusta este modelo de avión en todas sus variedades.

Tuve el asiento del medio libre otra vez (fue así en todos mis trayectos de este viaje, lo que está muy bien) y antes de despegar entregaron una botella de agua y audífonos. Cada puesto tenía una cobija del celeste clásico de la aerolínea. El vuelo fue lleno en un 75% y la mayoría de pasajeros eran europeos.

En vista de que no dormí nada la noche anterior, tenía toda la celebración del año nuevo encima y estaba en un vuelo trasatlántico de más de 11 horas, con el asiento del medio libre (estaba en el primer pasillo), intenté descansar y logré dormir un par de horas.

Entrada la tarde, el primer servicio fue de almuerzo. Una pasta al queso con ensalada, la única opción. Pedí una Heineken y me dieron la lata entera. Me encanta cuando eso pasa. En las aerolíneas que he volado recientemente todas te cobran aparte si quieres alcohol.

Dormí unas horas más y a la mitad del recorrido fui al baño del final del avión donde también hay una repisa tipo self service con snacks y una tripulante que sirve bebidas. Es otro gran plus, sobre todo para economy. La otra vez que me tocó algo así fue cuando volé a Tokio desde Atlanta, en Delta.

Amo los stroopwafels 🙂

Con cuatro horas para llegar, pasaron un segundo servicio de sándwich vegetariano (clásico de KLM) con una botella de agua.

Vi algo del IFE. Tienen una serie de documentales cortos fabulosos sobre las delft blue houses que regalan a quienes vuelan en business (sueño con tener una algún día)y otros aspectos de su cultura empresarial. La selección de KLM está ok, pero me parece que le faltan estrenos más recientes y, sobre todo, series.

Cómo hora y media antes del aterrizaje pasaron un tercer servicio. Un wrap con ensalada de quinua y un postre que no sé qué era, aunque estuvo bien. Estaba algo lleno por el self service de snacks. Aterrizamos con la hora y el proceso de migración, además de la revisión de requisitos sanitarios de ingreso al Ecuador, fue increíblemente torpe y lento. Salir del aeropuerto me tomó más de una hora y éramos el único vuelo que llegaba en ese momento.

Tenía las expectativas altas para mi primer viaje con KLM y estas fueron satisfechas hasta cierto punto. He “cruzado el charco” cuatro veces hasta el momento y si bien el servicio y las operaciones de esta aerolínea son bastante buenas, la triangulación y escala adicional (porque no es tan común quedarse en Ámsterdam) es algo incómodo. En este caso, los horarios fueron agotadores, con una parada a la ida de más de siete horas y un inicio de viaje a las 06:00 al regreso.

Además, el hecho de que te cobren extra por todo y que estos servicios sean tan costosos es increíblemente frustrante para un viaje tan largo, donde cosas como un buen asiento se vuelven una necesidad. Cuando voy a los EE. UU o viajo por las Américas no es tan grave.

Ahora bien, la red de KLM, su flota, la atención del personal y su hub son todos excelentes. Una gran forma de conectar con Europa y el resto de mundo. Seguramente han reducido algunos de sus beneficios adicionales en vista de estos últimos años tan duros para la aviación, pero esperemos que los retomen pronto. Solo son detalles que pueden mejorar.  

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