FECHA: 29 -10 – 2021
RUTA: UIO – ATL – ORD
VUELO: DL 632 / DL 1725
ASIENTOS: 41A/ 18B
NAVE: Boeing 757/ Airbus A320
Cada año, tomo una semana libre en octubre para viajar y esta vez no fue la excepción. Tenía varios planes en mente, pero después del boom del turismo de vacunas, los pasajes a los EEUU bajaron drásticamente de precio y conseguí una tarifa genial (en verdad una ganga) a Chicago, en Delta Air Lines, mi aerolínea estadounidense favorita. Aunque estuve en esta ciudad el año pasado, disfruté tanto de mi visita que volver era un no brainer.
De hecho, el costo fue tan conveniente que me fue posible tomar un vuelo interno y pasar unos días en New York, sin duda un fabuloso añadido. Visitar una vez más dos ciudades que me encantan siempre es buena idea y, si el costo es conveniente, mucho mejor.
Aunque la tarifa que pagué fue increíblemente económica, era la más básica de las familias tarifarias de Delta, que no permite enviar equipaje en bodega, seleccionar asiento y te obliga a abordar con el último grupo.
Consciente de esto, unos días antes del viaje, entré a la app para ver cómo iba la capacidad. El trayecto desde Quito a Atlanta estaba repleto. Tengo cuenta en SkyMiles y me permitían hacer la selección del asiento y pagarlo con millas. En vista de que es un viaje nocturno y relativamente largo, las usé para seleccionar un puesto de ventana. Me descontaron casi todas mis millas acumuladas pero bueno, en fin, al menos sirven para algo.
Un día antes del viaje intenté hacer el check in online pero no fue posible. Si bien la app te permite registrar tu prueba de antígeno con anticipación para facilitar este trámite, al menos en UIO, debes presentarla también impresa para obtener tus pases de abordar.
UIO-ATL
El día de vuelo llegué al aeropuerto con 2h15 de anticipación. Había una fila moderada en el counter y la aerolínea ha designado personal adicional para guiar a los pasajeros con el nuevo protocolo. El check in tomó un poco más de lo esperado, lo que me restó algo de tiempo en la sala VIP, que estaba abarrotada.
Para los vuelos internacionales, Delta inicia el abordaje con una hora de anticipación. Fui a la sala en el segundo llamado, pensando que estaba tarde, pero como mi ticket era el más básico, abordé en el último grupo.
El 757 que operan a Quito es relativamente cómodo y cuenta con IFE personal y un puerto USB. Aunque el avión ya tiene sus años, la cabina está renovada. Este es uno de los clásicos de Boeing y, como muchas otras aerolíneas ya lo han retirado, volarlo es cada vez más raro. Espero que no lo cambien para esta ruta. La tripulación, tanto en tierra como en el aire, fue extremadamente amable (me encanta eso del equipo Delta. Se nota que en verdad aman su trabajo).
El vuelo despegó unos minutos tarde, pasada la medianoche. El IFE que tienen es en verdad espectacular, con cientos de series y películas. Entre todas las aerolíneas que he volado que cuentan con este servicio, me parece que su selección es la mejor. Además, ofrece Wi-Fi gratis para servicios de mensajería como WhatsApp.
Ya en el aire, empezó el servicio de cena. Las opciones eran sándwich de pollo o bandeja de quesos y uvas, exactamente las mismas alternativas disponibles cuando tomé este mismo vuelo hace dos años. Algo que se me hace curioso es que Delta contrata su catering con una empresa local. Otras estadounidenses como United o JetBlue lo traen desde los EEUU, pero supongo que está bien. Además, siempre ofrecen café de Starbucks que me parece un plus enorme y lo pedí en todos mis trayectos.
Por lo demás, aparte de un poco de turbulencia intensa unos momentos, el vuelo fue bastante tranquilo. Vi algo del IFE e intenté dormir.
Entre los aeropuertos estadounidenses, el Hartsfield-Jackson de Atlanta es uno de los que más me gusta para hacer escala. Todo el trámite de migración me tomó apenas 20 minutos y los agentes TSA fueron bastante amables. Es un contraste masivo con Miami, por donde entré hace unos meses, en el que el proceso es caótico y los agentes son terriblemente groseros (al menos así ha sido mi experiencia).
El aeropuerto de Atlanta es masivo y, de hecho, tiene buenas tiendas y mejores restaurantes (su patio de comidas en la T- E es increíblemente conveniente y no es tan caro). Por ello, mi escala de tres horas se me hizo bastante breve. Todas las terminales tienen grandes ventanales para hacer spotting.
ATL – ORD
La app me aviso que el abordaje estaba por iniciar y me dirigí a mi puerta de embarque con la hora. Este se demoró unos minutos por el mal clima de Atlanta esa mañana (amaneció pasada las 08:30 y no paró de llover todo el tiempo que estuve ahí). Desafortunadamente, para este tramo, me tocó un asiento a la mitad, sin posibilidad de cambiarlo, ni siquiera pagando, pero no estuvo tan mal.
Es la primera vez que vuelo en el A320 de Delta y me pareció adecuado, igual con IFE personal, puerto USB y hasta un tomacorriente universal. Dentro del espacio aéreo doméstico, el IFE tiene TV en vivo, que siempre me gusta ver.
Este trayecto local de hora y media contó con un servicio de bebidas y snacks, lo que fue muy bienvenido (siempre soy feliz cuando me alimentan y más aún cuando te dan la lata entera de Coca-Cola. Es algo tan bobo, pero para mí, hace una diferencia).
El recorrido fue sumamente tranquilo, libre de turbulencia y, cuando salimos del área de Atlanta, los cielos se despejaron, lo que hizo que el vuelo sea de lo más agradable. Aterrizamos unos minutos tarde.
Una cosa que me encanta de Chicago es lo sencillo y barato que es conectar con el centro de la ciudad. Tomé el metro de la línea azul que está dentro de O’ Hare por $5. Después de 45 minutos y un trasbordo sencillo, estuve en mi hotel, sin complicación alguna. Además, como mucho del recorrido es descubierto, siempre me gusta ver los suburbios de los alrededores del aeropuerto, los aviones aterrizando y cómo nos vamos acercando al downtown.
El producto de Delta mantiene su calidad y es prácticamente igual que en tiempos pre pandemia. A pesar de que han eliminado aspectos como la publicación de su revista, servicio de alcohol en la cabina principal y la maleta incluida en todas las tarifas, en términos generales, su identidad enfocada en el confort del pasajero, se mantiene. Lo que me gusta de esta empresa, en comparación con su competencia doméstica, es que siempre hacen algo extra (un aspecto tan simple como que el piloto salga a despedirse y agradecer a los pasajeros durante el desembarque es un detalle que siempre aprecio y que no he visto que ninguna otra aerolínea lo haga).
Si bien su tarifa basic es bastante restrictiva, son sumamente claros de lo que te incluye y te permiten adicionar lo que gustes si lo compras con antelación.
En tiempos de pandemia y ahora que la estamos dejando atrás, Delta continúa posicionándose como la mejor aerolínea de los EEUU y no me sorprende. Es mi cuarta vez viajando con ellos y solo tengo cosas buenas que decir. La calidad perdura.